Tocata y fuga

Músicas y reflexiones por fascículos.

domingo, enero 08, 2006

Grandes descuentos


-Prich, ¿sabes qué día es hoy?- Dijo Marta tras tomar el desayuno.
-Si, claro. Sábado 7 de enero.-Respondí, mirando el reloj de mi muñeca izquierda.
-Sí. ¿Y qué empieza hoy?- preguntó Marta con una sonrisa picarona.
-Ummm, no sé. ¿La líga de fútbol tras las navidades? ¿El calendario judío ortodoxo? ¿el campeonato del Mundo de Curling?
-No tonto, ¡LAS REBAJAS!

Así comenzó mi particular Tour de Force de la cuesta de enero.
Lo primero que hice fue hacerle firmar a Marta un contrato por el que ella se comprometía a compensarme, en un plazo máximo de 48 h., por mis servicios como sherpa porteador de paquetes y bolsas. Tras la firma del papel nos vestimos y ella planificó el orden exacto de las tiendas a las que íbamos a ir y las cosas que se iba a comprar (a la par, yo iba calculando el agujero que eso dejaría en la economía familiar).
La marabunta de mujeres jóvenes sedientas de rebajas era de dimensiones bíblicas. A empujones conseguí abrirme hueco entre las féminas y por fín pudimos entrar en la tienda de ZARA. Una oleada de ropa de diferentes colores empezó a acumularse en mis manos, mientras Marta iba de expositor en expositor cogiendo la poca ropa que ya quedaba en los estantes.
-Esto me lo pruebo luego.. esto para cuando empiece a hacer bueno... esto por si voy de cena con los del trabajo... esto para la boda que tenemos en abril....esto porque está muy rebajado....

En un instante perdí de vista a Marta. Giré la cabeza a derecha e izquierda y no la veía. Me di la vuelta, volví a mirar al frente... nada. Ni rastro. Desaparecida. Engullida por la marabunta.
Y yo allí solo. Con docenas de jerseis, pantalones, camisetas y demás vestimentas femeninas en mis brazos. Solo, abandonado. Me sentí como los niños que se pierden en el supermercado. Pensé en ir a la caja central y que avisaran por megafonía: "Dindondín. Quien haya perdido a un marido que responde al nombre de Prich, que se presente en caja central" Luego me di cuenta que había varios novios-maridos-amantes en la misma situación que yo, solos, perdidos y con un fajo de ropa en los brazos. Esa visión me reconfortó.
"No soy el único. Mal de muchos, consuelo de tontos" pensé.
A los dos minutos por fin ví a Marta de nuevo.
-"Deja ese montón de ropa, que no veas cómo están los probadores. No hay quien se pruebe nada"
Las arcas familiares respiraron tranquilas y a empujones nos abrimos paso hasta la siguiente tienda, donde se volvió a repetir el mismo ritual.
Al final, algo picamos, porque volvimos a casa con un pantalón y dos jerséis para ella, y una bata para mí.

La proxima fecha marcada en el calendario es el del comienzo de... ¡LAS SEGUNDAS REBAJAS!
Que Dios nos pille confesados.