tan solo cuatro días.
4 días han sido más que suficientes para que mis dos sobrinas acabaran conmigo y tuviera que pedir una tregua. No puedo seguir su ritmo.
Ser el único adulto que les sube a caballito, que les deja saltar en la cama, que les da volteretas en el aire y que les hace barcos con juncos tiene un precio para la salud.
El sábado por la mañana, la pequeña vino corriendo a la cama, se subió encima, botó un par de veces, cogío impulso y aterrizó sobre mis costillas flotantes al grito de
¡¡TIOOOOOO DESPIERTAAAAA !!
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