Tocata y fuga

Músicas y reflexiones por fascículos.

viernes, septiembre 30, 2005

El maquinista de la General


El abuelo de la pequeña Paula fue al colegio por la tarde a recogerla a la salida, tal como hacía todos los días. La cogió de su pequeña mano y le preguntó cómo le había ido en la escuela, por sus amigos de clase y otras preguntas vacuas para pasar el tiempo. Pero la última pregunta fue distinta:
-¿quiéres ver algo nuevo?

La niña de 4 años no pudo reprimir un gritito de emoción y decir un "Sííí" como respuesta.
El abuelo subió a la pequeña en brazos para evitar que sus botines se mancharan de barro y se encaminaron hacia la salida del pueblo.
Allí estaba acampada la Feria ambulante, que había hecho parada en la localidad por motivo de las fiestas patronales. Montones de carpas de colores chillones y tenderetes ambulantes retaban a los visitantes a probar su puntería, su fuerza y su suerte en las tómbolas instaladas.
El sonido de la muchedumbre, los gritos de los niños, la voz de los charlatanes vendiendo un crecepelo infalible, el olor del algodón de azúcar, las luces encendidas... Todo aquello maravilló a la pequeña Paula como nada antes lo había hecho.
Aupada en los brazos de su abuelo, se adentraron en una tienda negra, con una puerta improvisada en uno de los pliegues de la carpa.

-Son tres reales. Dos por el adulto y uno por la niña. Dijo el hombre de la entrada.

El abuelo bajó a Paula al suelo y sacó las tres monedas solicitadas. La cogió de la mano y se adentraron al interior.

Todo estaba oscuro, negro. La seguridad de la mano de su abuelo le tranquilizó, pero toda aquella oscuridad le producía miedo.
De repente, un rayo de luz inundó la pequeña estancia y sobre la pared opuesta al origen del foco empezaron a bailar imágenes.
Todo el miedo de Paula se tornó en sorpresa, y poco a poco en admiración. Comenzó a mirar la pared y vio desfilar por delante de sus ojos paisajes desconocidos y personajes nunca antes vistos. El blanco y negro no fue un impedimento para que Paula le pusiera color en su mente.
Una música de pianola desafinada comenzó a sonar al ritmo de las imágenes. Si el protagonista corre, la música es más rápida. Si sale una mujer, la música es romántica.

Un tren de vapor aparecía en las imágenes, como los que había visto alguna vez en el pueblo vecino cuando iba de visita, ya que el pueblo de Paula es muy pequeño y no llega el moderno ferrocarril. Las imágenes le dieron mucha risa, de lo cómicas que eran. Un personaje extravagante dirigía la máquina de vapor, y las peripecias se sucedían una detrás de otra, todas ellas divertidísimas. Una mente infantil como la suya se reía de un adulto.

Por un momento, miró a su abuelo, y con la penumbra del local pudo verlo sonreir, con cara de asombro.
Cuando la proyección acabó, el abuelo y la niña salieron a la calle. Dejaron atrás la tienda de feria que tenía un cartel en el que se podía leer: Kinetógrafo del Profesor Franz Terbueren.

-¿Te ha gustado, Paula?
-Mucho. ¿vendremos mañana?
-Claro.

Al día siguiente, los amigos de Paula no le creyeron cuando les dijo que ayer por la tarde había visto un tren musical en el pueblo, justo a la salida, dentro de una tienda negra y que hoy volvería a aparecer, con su simpático conductor manejando la caldera.

P.D. con este artículo termino la serie de 5 escritos a petición de los lectores. Este responde a la petición de 藤原 弓美, que pidió tema libre y yo lo he basado en el cine, que creo que le gusta.