Tocata y fuga

Músicas y reflexiones por fascículos.

jueves, octubre 20, 2005

Poesía en Vinagrio


El Poeta-Torero era uno de los pocos poetas (malo, pero poeta) que vivían en Vinagrio. Sus rimas eran tan espantosas como sus actuaciones delante de las vaquillas que corrían por las calles de Vinagrio durante las fiestas. En su defensa puedo alegar que su estado etílico era el origen de sus malas rimas y sus penosas faenas taurinas. Saltaba al improvisado ruedo y comenzaba a declamar ripios propios de un crío, nada digno de un poeta de su categoría, pero si muy dignos para la cantidad de whisky que había ingerido en la hora precedente.
Una noche, tras cuajar una faena realmente espantosa y no conseguir más de tres versos de dudoso gusto, ("Martini, Martini, me lo bebo desnudo o con bikini") el Poeta-Torero se alejó de la calle para aliviar su vejiga detrás de unos arbustos.
Enfiló en dirección al cercado donde estaba encerrado el famoso Caballo Blanco de Santiago, que por azares del destino había sido traído por unos gitanos desde el pueblo vecino.
Nadie volvió a ver al Poeta-Torero hasta que la noche dió paso a la madrugada.
El poeta-torero apareció sudoroso, desorientado y con los ojos rojizos. Los vecinos de Vinagrio que le preguntaron por su estado se sorprendieron de lo que el poeta les contó, esta vez en prosa.
" ...y me acerqué a la valla, con unas ganas de mear tremendas. Y mientras estaba en faena, con la chorra fuera, el caballo se acercó, bajó la cabeza ¡¡¡ y me la quería chupar !!! ¡El Caballo Blanco de Santiago me la quería chupar!"
Y es lo que tiene Vinagrio, que hasta al caballo de un santo se le desataron las bajas pasiones y se convirtió en un felador compulsivo.
Después de este episodio, el Poeta-torero abandonó la poesía, abandonó el toreo (pero no el alcohol) y ahora vive feliz montando a su caballo blanco.