Tocata y fuga

Músicas y reflexiones por fascículos.

viernes, octubre 28, 2005

28 horas



Ese es el tiempo exacto de vida que ha tenido mi perilla. 28 horas, ni una más ni una menos. La vida de perilla más corta de la historia.


Llevaba haciendo el remolón con el afeitado durante dos semanas. Como mi trabajo no es de cara al público, se permiten ciertas licencias con la barba.

Y aprovechando que llevaba sin ver a mi mujer unos cuantos días, digo (iluso de mi) :

"Voy a cambiar el "look" y dejarme patillas y una perilla molona, que seguro que le gusta la sorpresa"
Y ya me véis a mí afeitándome, perfilando la perilla, patillas hasta debajo de las orejas, convertido en un metrosexual por y para mi mujer.


Y vuelvo por la tarde del trabajo, todo ufano con mi nuevo look, a sabiendas que mi mujer ya estará en casa. Y yo montándome una película de estas de "Oh, Dios mío que guapo vienes hoy, ven aquí que me avalanzo y dejo las croquetas en el fuego porque no aguanto más..."


Abro la puerta, mi mujer me ve y pone una cara rarísima y me suelta:

"¡Díos! ¡qué te has hecho! ¡SI TE PARECES A TU PADRE!"


En ese preciso momento, todas mis ilusiones de pasión perillera desenfrenada se esfumaron. Y claro, como que no pone mucho enrollarte con la viva imagen de tu suegro.


Tras 28 horas, cabizbajo, me metí en el baño y me afeité la perilla. (Las patillas, de momento, se quedan)