Tocata y fuga

Músicas y reflexiones por fascículos.

lunes, septiembre 12, 2005

Matrioskas



Se llamaba Valeria, y como Nikita, Irina y tantas otras vino de un país del Este de Europa.

Cambió su nombre por el de Carla, y ahora espera mejorar su vida en una ciudad a orillas del Meditarráneo español. Dejó atrás la miseria y el frío de un orfanato Ucraniano y ahora disfruta del calor humano de una familia en Barcelona.
Tras numerosos años intentando el embarazo, tras probar todos los tratamientos científicos posibles, tras recorrer varias clínicas de fertilidad, al final los padres se decantararon por la adopción.
Lo que en principio parecía un mero trámite burocrático se convirtió en una empresa mucho más difícil y desesperante que las salas de espera de las clínicas médicas. Dos visitas a Kiev más tarde, por fin Carla subía al avión con destino a Barcelona.
Ayer sus padres relataron parte de las desventuras y sufrimientos que pasaron por los orfelinatos ucranianos. Nos contaron cómo jugaron con sus sentimientos, cómo fueron engañados, cómo es imposible conseguir lo que quieres sin mediar soborno, cómo hay un negocio sucio montado alrededor de algo tan noble como adoptar un niño.
Ayer en su bautizo, se desataron todas las emociones.
Sus padres y sus abuelos no pudieron contener las lágrimas después de tantos años de búsqueda. Todo aquel que viera la celebración desde fuera no pudo entender todo el significado de aquellas lágrimas.